Discurso del Presidente entrante, Dr. Lamy en la Sesión Solemne del 2014

Sr. Presidente de la AMA, Prof. Dr. Elías Hurtado Hoyo; Sr. Secretario General de la Facultad de Medicina de la UBA Prof. Dr. Juan Álvarez Rodríguez; Sr. Presidente de la AAC, Prof. Dr. Luis Chiappetta Porras; Sr. Representante de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria, Prof. Dr. Eduardo Giugno; Sr. Presidente saliente de la SACT Dr. Jorge Reilly. Socios, socias, colegas, señoras y señores.

Es un verdadero honor ser elegido por mis pares para conducir la Sociedad Argentina de Cirugía Torácica. Tiene este momento para mí un enorme significado. Es por un lado la culminación de una etapa de mi vida profesional y por el otro el inicio de un período lleno de desafíos ante un futuro de gestión que siempre tiene componentes impredecibles.

Decía un distinguido académico en una circunstancia similar a ésta, que de joven una distinción se recibe con euforia y hasta con cierta despreocupación, pero cuando se logra cuando uno ya peina canas, predominan la reflexión, la humildad y sobre todo la gratitud.

Hace unos años, cuando tuve el privilegio de ser nombrado Relator de nuestro Congreso argentino me referí a Marguerite Yourcenar, que fue la primera mujer en llegar, en 1981 a la Academia Francesa de Letras. Ella pensó en esa ocasión que esa distinción era inmerecida y sintió que era acompañada por un cortejo invisible de mujeres que habrían debido, tal vez, recibir mucho antes ese honor, al punto de que estuvo tentada de irse para dejar pasar a sus sombras.
Salvando las grandes distancias, siento exactamente lo mismo, que deberían estar ocupando este lugar muchos de los que hoy ya no están y otros que sí están y tal vez estén más capacitados que yo para esta tarea.

Para entender porqué algunos de los que hoy ya no están, distinguidos cirujanos torácicos, nunca ocuparon la presidencia de nuestra institución, hay que remontarnos a nuestros orígenes. La SACT fue fundada en junio de 1948 y fue Jorge Taiana su primer presidente. Fueron mentores de la creación de nuestra institución, entre otros, Oscar Vacarezza, Oscar Aguilar, Raúl Sampietro, Eduardo Schiepatti y Raúl Boragina. Fueron los primeros miembros honorarios nacionales José Arce, Ricardo Finochietto, Oscar Ivanisevich y Adrián Bengolea. No pude conseguir una foto de Bengolea, gran cirujano. Aún hoy, después de muchos años, los cirujanos franceses siguen utilizando una de las pinzas diseñadas por él, la llaman Bangó. En 1952 se organizó el Primer Congreso Argentino de Cirugía Torácica cuyo escenario fue la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires y al cual concurrieron destacadas personalidades extranjeras como Richard Overholt de Boston, Chevallier Jackson de New York y Herbert Seifert de Heidelberg. La sola mención de las fechas de estos acontecimientos liminares nos lleva a deducir las diferencias que surgieron casi inmediatamente, y que se explican con solo mirar esta foto. Insignes cirujanos torácicos asociaron absurdamente a nuestra sociedad con las autoridades que gobernaban el país en ese momento. Animadversión que siguió insólitamente después de 1955, cuando los gobiernos de facto que se sucedieron eran de otro signo político. Ecos de esas estériles discusiones me llegaban en mi infancia, por haber nacido y haber sido criado en un hogar donde se respiraba cirugía torácica. Surgieron por tanto, por esa época, sociedades paralelas, que hoy afortunadamente, ni siquiera son sellos de goma. Es mérito de la generación de cirujanos torácicos de fines de los 70 y 80 haber terminado con lo que era, y ahí sí que era cierto, una grieta, que no tenía nada que ver con los reales intereses de nuestra Sociedad. Destaco entre ellos la figura de Miguel Ángel Gómez, a la derecha en esta foto, junto a conocidos consocios, como se ve, todos fumando, acorde a la época. Hoy estamos unidos y al mirar el listado de ex presidentes queda solo la nostalgia, motivada por la ausencia de alguno de nuestros maestros. Hago hincapié en esto porque como dijo Mac Luhan, se entra al futuro retrocediendo.

Hoy tenemos una sólida sociedad, y una gran responsabilidad porque somos el único espejo donde se reflejan los cirujanos torácicos de todo el pasí.

Decía un gran cantautor uruguayo que el camino es más pesado para el que va cargado de más. En ese sentido tengo alivianada la carga por la gestión de los presidentes que me precedieron. Dijo una vez Ramón Carrillo: «Tengo miedo de los médicos que sólo saben medicina. Nadie en su profesión es mejor de lo que es como persona». Nuestros ex presidentes cumplen adecuadamente este apotegma, excelentes cirujanos y mejores personas. Afirmaron nuestra identidad, y sabemos que ésta, como la tradición es un concepto dinámico, que se va construyendo con lo que fuimos, con lo que somos y también con lo que deseamos ser. Aquí están simbólicamente sólo los últimos 10. No puedo nombrarlos a todos. Tuvieron la inteligencia y convicción de mantener el rumbo correcto y llevaron a nuestra institución a la posición que hoy tiene: sólida, adulta y con objetivos claros. Y lo han hecho a pesar de las múltiples dificultades a las que se han enfrentado. Ellos recordaron siempre la célebre frase de Séneca: «Para el que no sabe adonde va, ningún viento le es favorable». Supieron adonde ir y es por eso mi homenaje y gratitud a todos ellos.

La tarea no fue fácil. No nos olvidemos que en los últimos 20 años del siglo 20, la cirugía avanzó más en ciencia y técnica que todo lo que había avanzado en los primeros ochenta.

Dijo Gregorio Marañón: «Estamos obligados a mantener la continuidad de lo que no debe perecer».

¿Qué es lo que trataremos de mantener y profundizar en esta gestión?:

1) El cambio de nuestro Estatuto y Reglamento nos permitirá construir un modelo societario más comprometido con los tiempos actuales.

2) Intensificaremos la actividad académica en todo el país. Será instrumentada por los Comités Congreso y de Educación de nuestra Sociedad.

3) Somos entidad de ley reconocida por el Ministerio de Salud de la Nación. Eso determina la facultad de otorgar el título de especialista en cirugía torácica y la posibilidad de recertificar a nuestros asociados. Lo haremos con plena conciencia y responsabilidad.

4) Profundizaremos la integración y/o regionalización de nuestra Sociedad. Tarea un poco más fácil en nuestros tiempos por los avances tecnológicos en las comunicaciones y porque tenemos asociados de gran jerarquía en todos los rincones de nuestro país.

5) Refería Jorge Reilly y aprovecho para agradecerle sus cálidas palabras influenciadas seguramente por la amistad que tenemos. Ahora voy a tener que dejarle ganar cuando juguemos al golf. Decía entonces Jorge en este mismo recinto que necesitamos una estrategia de comunicación sistemática y bien planificada que apunte a llegar a todos los cirujanos torácicos del país, para de este modo fomentar la cooperación, la eficacia y el compromiso. Yo lo extendería al resto del mundo. Decía García Márquez en su célebre discurso al recibir el premio Nobel que la poesía era la única prueba de la existencia del hombre en la tierra. Parafraseándolo diría que la única prueba de nuestra existencia en la tierra para los profesionales no cirujanos torácicos, de todo el mundo, es nuestra página Web. Y hacia ella van a dirigirse nuestros esfuerzos.

6) Profundizaremos las relaciones con todas las sociedades científicas del país y del mundo, pero tenemos bien en claro que tenemos una alianza estratégica con cuatro de ellas: la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria y la Academia Argentina de Cirugía.

7) A través del Comité de asuntos legales y laborales se promoverá la defensa gremial de nuestros asociados, frente al abuso de los empleadores, sean cual fueren. No hace falta ir muy lejos, me refiero concretamente a las clínicas y sanatorios privados, a las prepagas de todo tipo, a las obras sociales y, por supuesto, al estado nacional, provincial y municipal, que muchas veces son los responsables de condiciones de trabajo indignas en pleno siglo 21. No le tenemos miedo a la palabra gremial, y no somos una corporación que se proponga defender causas injustas. Lucharemos por la plena utilización, como piso remuneratorio de nuestras prácticas, de un nomenclador nacional ético, que justifique plenamente la vasoconstricción de nuestras coronarias en los quirófanos.
Una de las metas a lograr en el futuro es transformarnos en entidad de cobro de los honorarios, igual que nuestros colegas anestesistas de todo el país. Ese va a ser el momento en que podamos discutir los honorarios, de igual a igual. Algunos dicen que es una utopía inalcanzable. Tal vez, pero recordemos lo de Galeano, al hablar de las utopías, las compara con el horizonte, que al caminar hacia él, siempre está en el mismo lugar, nunca se llega. Entonces, ¿para qué sirven las utopías?, justamente dice él, para caminar. Estamos convencidos que caminar hacia ellas nos hará mejores personas.

Me acompañarán en esta gestión los Dres. Horacio Abramson, Claudio Ruiz, Rubén Valiente, Javier Mendizábal, Gustavo Segura, David Smith, Gustavo Lyons y Celestino Aranda. No puedo dejar de mencionar a la Licenciada Mariela Ramos, nuestra secretaria y coordinadora general de todo, alma mater de nuestra Sociedad. Vamos a ir como decía Miguel Hernández «del corazón a los asuntos» y trataremos todos de hacer honor a la historia de esta prestigiosa institución.

Es tradición que el nuevo presidente se refiera a las personas que han influido decisivamente en su carrera. Dijo Borges hace muchos años: «Somos nuestra memoria, ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos».

Como nadie llega solo a ninguna etapa de la vida deseo agradecer en primer término a mis padres y hermanos; ellos fueron la sólida y cálida matriz donde pude crecer y desarrollarme en todos los aspectos de la vida. * Aquí estoy con mi madre el día que me recibí, con un peinado extraño, acorde a la época, creo. En el ejercicio de mi profesión he recibido influencias diversas, y todas me han enriquecido. La primera y gran influencia es la de mi padre, con su ejemplo y conducta. Me ayudó a dar mis primeros pasos en la cirugía torácica y trató de brindarme todos sus conocimientos adquiridos en tantos años de profesión. Fue un cirujano torácico de gran prestigio, querido y respetado por sus pares. Junto e inseparable a su recuerdo está el del Hospital Cetrángolo. Tuve el honor de ser cirujano de guardia durante 11 años. Institución forjadora de la cirugía torácica en nuestro país, desde su nacimiento estuvo imbuida de una mística indestructible, a pesar de los inconvenientes cotidianos. Debería nombrar a todos sus integrantes, cirujanos, clínicos y personal auxiliar; a los que permanecen en él y a los que ya no están, pero es imposible. De muchos de ellos tengo la satisfacción de ser amigo personal y permanecemos en contacto permanente.

Al Hospital Ramos Mejía, donde ingresé hace muchos años como residente de primer año de cirugía general y hoy tengo el honor de ser Jefe de Servicio. Fue mi maestro inicial en la institución el Dr. Jorge Sánchez Zinny, cirujano de extraordinarias virtudes. Lo continuó en la Jefatura de Servicio el Dr. Roberto Gárriz, del que tengo el mejor de los recuerdos. Fui su Jefe de Residentes y eso me permitió conocer otra escuela quirúrgica, otra forma de trabajar, muy rigurosa, de cirujanos con una entrega total a su profesión. Mi agradecimiento también al Dr. Héctor Santángelo, gran cirujano y digno continuador de la escuela quirúrgica del Dr. Gárriz, y al Dr. Alberto Caniparoli, otro gran cirujano de raza, de decisiva influencia para toda mi generación.

No puedo olvidarme de la figura del Dr. Horacio Achaval Ayerza. Tuvo el honor de ser, en su jefatura, Instructor de Residentes durante varios años. Fue un gran cirujano, excelente clínico quirúrgico y un hombre de gran cultura y calidez.

Tuvo influencia decisiva en mi formación en cirugía torácica el Dr. Alejandro Villegas. Fue Jefe de cirugía torácica durante muchos años en el hospital, y un cirujano de gran técnica, de extraordinaria exigencia y un docente nato, que parecía que hubiera nacido para enseñar. Quiero extender mi gratitud a Miguel Astudillo, brillante discípulo de Alejandro Villegas y también al Dr. Luis Gutiérrez.

Tuvo la virtud de guiarme en el ejercicio de la profesión; fue otro gran hacedor de mi carrera profesional y le debo haberme inculcado la importancia de la actividad académica, de la docencia y de la investigación.

Aquí estoy junto a las ratas wistar en el bioterio del hospital.

Mi reconocimiento también al Dr. Michel Huguier, Jefe del Servicio de Cirugía del Hospital Tenon de París por haberme recibido con los brazos abiertos y haberme permitido conocer en profundidad el funcionamiento de un Servicio de Cirugía del primer mundo.

No puedo dejar de agradecer especialmente, a quien comparte conmigo la conducción de los Servicios de Cirugía del Hospital Ramos Mejía. Me refiero al Dr. Norberto Lucilli, brillante cirujano y gran amigo.

Hago extensiva mi gratitud a todos los integrantes del Servicio de Cirugía del hospital, a los residentes de todas las épocas y al personal de enfermería y administrativo. Esta foto tiene muchos años, hoy todos peinamos canas, los que peinamos algo. Aquí en una foto más reciente del staff quirúrgico y finalmente *, la nueva camada del hospital, aquí están los que van a conducir al Ramos Mejía en muy poco tiempo.

A mis amigos y compañeros de alegrías a veces y desventuras otras, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires. Comenzamos juntos hace bastantes años y tenemos los cuatro el honor, el privilegio y la responsabilidad de ser todos Profesores Titulares con funciones destacadas en la institución.

Decía un gran poeta mendocino que «un amigo es la vida dos veces». Tengo el privilegio de tener amigos, que además, comparten las alegrías y sinsabores de nuestra profesión. Muchos están hoy en este recinto. No puedo nombrarlos a todos. Con algunos de ellos compartimos los mismos sueños hace más de cuarenta años.

Por último y por ser lo más importante en mi vida necesito agradecer a mi familia. A mi esposa María Elvira Boccio, médica ginecóloga, excelente profesional que, tal vez por su condición de médica, hija y hermana de relevantes profesionales, ha soportado con estoicismo desde hace 34 años, compartir su vida con un cirujano con vida académica e intensa actividad asistencial. A mis tres hijos, Victoria, Martina y Roberto, de los que estoy orgulloso por lo que son, por lo que han logrado y por haber tolerado a un padre muchas veces ausente por los avatares de la actividad quirúrgica. Con ellos se cumple el refrán español que dice «detrás de ti vendrán los que bueno te harán». Afortunadamente ha crecido la familia, como se ve en esta foto, pero permítanme mostrar a la joya de la corona, a mi primer nieto Pedro, igualito a mí, salvo por el pequeño detalle del color de los ojos y es creo, como dijo el poeta, «candil en la tormenta».

Concluyo con la convicción de que tenemos un futuro promisorio. Soy consciente que las utopías de lo por venir, a veces decepcionan y que el futuro puede no estar a la altura de nuestros deseos. A pesar de ello soy optimista y llevo escondido una esperanza humilde, como en el tango. Me guía desde hace 46 años una frase que no es académica, sino que nació en las luchas del mayo francés: «debajo de los adoquines está la playa». Muchas gracias